jueves, 18 de diciembre de 2014

Morir sin morir. O Morir de broma.

Un tema que me ha venido a la cabeza tras leer la Reseña: Scarlet Heroes (obra de Nirkhuz) es cómo se trata la mortalidad en los juegos de rol frente a gran parte de los videojuegos (o todos los MMORPGs excepto Wizardry). En el juego en cuestión existe una regla llamada Desafiar a la Muerte. En resumen, una regla para que el PJ pueda sobrevivir a la muerte supere o falle la tirada, lo cual me ha recordado a la inmortalidad de los ya mencionados MMORPGs. Aunque si falla tiene consecuencias, el PJ queda con 1 punto de vida. Esto me lleva a las consecuencias que debería tener morir. Algo más serio que quedarte con pocos PVs.

Mis grandes viciadas a los videojuegos Demon's y Dark Souls (el 2 aún sin probarlo) y el empezar a ver recientemente la serie Log Horizon me pide un precio mayor para la muerte. En ambos al morir se pierde algo: en uno se pierden las almas acumuladas y en el otro se pierden recuerdos (no es un spoiler como tal). Y en ambos vuelves a la vida en un lugar clave: un uno en la última hoguera visitada y en otro en la última Catedral visitada. Si he llegado a explicarme mínimamente bien habréis llegado a la misma conclusión que yo: las consecuencias oportunas (a mi juicio, gusto y criterio) son perder algo y reaparecer en un punto clave. Pero... ¿qué puedes perder que realmente aprecies? Pues en la saga Souls ya lo hacen. La Humanidad. Lo cual me recuerda a el artículo De zero a héroe gracias a Platón (de Jose Kharlos). En el que menciona la metempsicosis o transmigración de almas; o cómo yo voy a resumirlo: el síndrome del agente Smith.


Ñañañaña.

Cambiar de cuerpo. Reencarnarse es muy lento, implica volver a hacer todas las cosas que el héroe hacía de pequeño. Y la posesión de un cuerpo adulto... bueno, ningún héroe haría eso a un inofensivo PNJ. ¿La solución? Cadáveres. O bien el propio después de deambular un rato por ahí haciendo el fantasma (a lo WoW), tal vez superando algún reto de la muerte durante un momento ínfimo que no afecta a la realidad. O bien uno cercano si el original ha quedado inusable (en este caso el punto de regreso sería el cuerpo en si). Tal giro implica ir por ahí cómo un muerto. Esto se me empieza a ir de las manos. Cubrirse entero de armadura y ropas para ocultar el aspecto puede ser interesante, sí. Pero cuando apenas hay una decena de PJs así; con cientos ya empezaría a cantar ver a gente que oculte todo su cuerpo sin ser mujeres árabes (no me lapidéis por este comentario). ¿Entonces? En la película de La Momia, ésta va retomando su cuerpo acabando con personas. Cambiemoslas por monstruos, otros héroes (Los Inmortales), algún material sobrenatural, etcétera.

La verdad, no sé si he dejado algo en claro. Pero si saco tiempo y cuajo bien estas ideas tal vez y sólo tal vez hago un relato o dos.

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