lunes, 13 de abril de 2015

Sobre Powergaming y Munchkineo. O reflexiones de un culoduro.

Sin animo de ofender a los románticos a los que les encanta plantar sobre el campo de batalla una lista temática de flores silvestre por el gusto de jugar sus margaritas preferidas, tengo que decir que hay quien juega para ganar. Y es que últimamente parece que ganar esta mal visto y rápidamente te tachan de culoduro, afilalistas o cosas por el estilo.

Ay si que malote, lleva tres días pensando su lista
Yo personalmente me considero un afilalistas profesional y culoduro amateur. Yo disfruto pasándome mis horas delante del ArmyBuilder puliendo cada punto de mi ejercito antes y después de plantarlo sobre el tablero. Y si, me gusta ganar y juego para ganar. Pero según yo lo entiendo existe una diferencia entre ser un "culoduro" y un "powergamer".

La diferencia no es más que el pulido. Un PowerGamer va a lo fácil, ¿que es lo que hace mas daño? pues lo pongo hasta que sobre y luego pongo tres mas por si acaso. El culoduro en cambio pone lo justo y necesario, y si con 9 bastan para cumplir su función no pone el décimo solo por redondear. Optimización señores, simple optimización. Una optimización que se obtiene a partir de la experiencia, el buen conocimiento de las reglas y sobre todo después de muchos errores y pruebas de campo.

¿Que es lo mas OP del juego? Pues pongame 100
No obstante, el querer llevar una buena lista al campo de batalla, bien acabada y bien medida con el fin de ganar una partida no nos da derecho a tocar los cojones de forma sistemática al oponente. No es una buena practica de juego, buscar los tres pies al gato para reinterpretar una regla mas que clara, o empezar una bronca por cada milímetro de diferencia por no hablar de trampear las medidas o la puntuación de la lista. Querer ganar no justifica que debamos no propiciar un juego fluido. Y en esto de tocar los cojones hay auténticos profesionales.

Reconozco que el powergaming puede llegar a tocar muchos los huevos cuando se te planta delante un ejercito con doce dragones y no sabes donde meterte y acabas mirando aburrido como tu ejercito es aplastado por una estampida de unidades sobrepotenciadas. También os digo que este tipo de listas suelen terminar cayendo por su propio peso. Abusar nunca es bueno.

No obstante también las listas temáticas tienen lo suyo. Es cierto que quedan preciosas en el campo de batalla, pero quedan igual de preciosas en la estantería y al menos tu oponente no termina bostezando mientras pasa sobre ti con la misma facilidad que pisa una cucaracha. Por favor, plantéame un desafío al menos, haz que sea mínimamente estimulante jugar contra ti.

Por todo esto rompo una lanza en favor de las listas afiladas y bien construidas, de la mejora de las mismas y de jugar empleando todo tu potencial (dentro del limite de las reglas) con una lista equilibrada y todoterreno capaz de enfrentar cualquier desafío y salir victoriosa.

Y esto es todo por el momento... 

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